Los residentes de las urbanizaciones Santa Teresa de Ávila y Los Naranjos están viviendo en un constante estado de miedo debido a la creciente ola de violencia y extorsión que ha azotado la zona en los últimos años. Esta área, que antes era tranquila, se ha convertido en un terreno fértil para la actividad delictiva, incluyendo extorsiones, sicariato y uso de explosivos.
Los vecinos han reportado múltiples incidentes de extorsión, particularmente durante las horas de la tarde y la noche. Los delincuentes han recurrido a tácticas intimidatorias como el uso de bombas y dinamita para amedrentar a los residentes y comerciantes. En particular, negocios de alquiler de lozas deportivas, campos sintéticos y establecimientos de comida han sido blanco frecuente de estas amenazas.
Uno de los casos más alarmantes es el de un domicilio en la calle Marcabalito, frente a la panadería de Paulis. En las últimas dos semanas, este predio ha sido objeto de dos bombazos y ha recibido una carta extorsiva acompañada de una bala, exigiendo más de 100 mil soles. Este nivel de intimidación ha llevado a los vecinos a un punto crítico, donde el temor y la desesperación dominan la cotidianidad.
«Estamos siendo sometidos al miedo constantemente. En los últimos meses, hemos sido testigos de cuatro asesinatos seguidos en la calle, especialmente en las áreas de Marcabalito y Villarreal, a las afueras del restaurante Don Segundo. Dos de estos asesinatos fueron ajustes de cuentas dentro de los domicilios de las víctimas”, relata un vecino afectado que prefirió mantener su anonimato por seguridad.
«En la calle Villarreal con av. Miraflores, quemaron vivo a un delincuente. Este lugar se ha vuelto tierra de nadie y nuestras vidas están en constante peligro,» añade otro residente.
Los residentes de estas urbanizaciones han solicitado urgentemente a las autoridades que declaren la zona como «zona roja» debido a los altos índices de muertes y el uso frecuente de explosivos. Piden un incremento en el patrullaje y la presencia policial, ya que la falta de seguridad ha permitido que los delincuentes actúen con impunidad.
«Necesitamos que las autoridades locales tomen medidas drásticas. La comisaría de La Noria y la seguridad ciudadana brillan por su ausencia. Este es un llamado desesperado por ayuda antes de que la situación se agrave aún más», expresa un vecino.
Los vecinos también han identificado la presencia de bandas criminales, muchas veces compuestas por extranjeros en motocicletas, que realizan extorsiones y robos a plena luz del día. Estas bandas no respetan a nadie y se pasean por los pasajes de las urbanizaciones creando caos y miedo entre los residentes.
El parque conocido como «El Hueco» y el parque Los Naranjos han sido señalados como focos de tráfico de drogas, donde la venta de sustancias ilícitas se realiza a plena vista, sin que las autoridades tomen medidas para detenerlo.
Fuente: Causa Justa.
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